El verano de 2009 decidimos hacer un viaje un poco más diferente; ni más ni menos que ir a Alemania en coche. Pero hasta llegar, aprovechamos para visitar otros lugares, entre ellos Mónaco.
Salimos en coche pronto desde Valencia y por la tarde llegamos a nuestro primer destino: Cannes. Pensamos que ir hasta Mónaco en un día era demasiado, así que decidimos hacer noche en la ciudad francesa (que se encuentra aproximadamente a una hora en coche) y partir a la mañana siguiente a Mónaco.
A pocos kilómetros de llegar, se disfruta un paisaje espléndido de la bahía de Mónaco. El GPS nos llevó sin problemas a la dirección del hotel elegido Novotel Monte Carlo. Llegamos sobre las 11:00 de la mañana con lo cual disponíamos de todo el día para disfrutar del país. Respecto al hotel, nos gusto mucho pues está céntrico, además de que es bastante moderno y confortable. He de decir que el nivel de vida en Mónaco es bastante alto, con lo cual no os hagáis la idea de encontrar precios muy bajos.
Lo primero que teníamos programado es ir al tren turístico. Lo cogimos cerca del Museo Oceanográfico. Fue un acierto pues nos hizo un recorrido por los lugares más destacados a la vez que nos iban explicando todo ello de una forma agradable. Pudimos ver lugares como la Catedral de San Nicolás o El Palacio del Príncipe de Mónaco. Además íbamos sentados y al ir al descubierto, el airecito se agradecía mucho. Al terminar, ya nos hicimos una buena idea de cómo era Mónaco y de sus peculiaridades.
Seguidamente, nos hicimos fotos en un mirador y como ya era aproximadamente las 13:00 del mediodía, fuimos en busca de un restaurante para comer. Fuimos paseando por las calles de Mónaco, por la zona del puerto donde había muchos turistas. No nos resultó muy difícil pues la oferta es muy variada. Comimos en una terraza muy cerca del circuito de F1 y después nos fuimos al hotel a descansar.
Por la tarde aprovechamos que el hotel tenía piscina para darnos un baño (del cual salimos más que refrescados ya que el agua estaba congelada), y fuimos a andar por las calles de este pequeño país. Paseamos por los famosos tramos del circuito de F1, por sus preciosos jardines, disfrutamos de ver números coches deportivos, vimos escaparates de tiendas de prestigio… En definitiva, un lugar muy agradable, limpio, lujoso, en la cual te sientes segura.
Por la noche cenamos en un restaurante cerca de Larvotto y luego nos fuimos al casino al famoso casino de Montecarlo. Éste es bastante grande con una decoración muy exquisita pero no había tanta gente como me esperaba. Dentro había desde personas muy elegantes hasta personas no tan elegantes. Probablemente al ser verano no era exigible el traje de chaqueta.
A pesar de que salimos de allí sin ser millonarios (más bien con menos dinero), lo más importante es que lo pasamos muy bien. Si tengo oportunidad no dudaré en volver otra vez.