Sevilla es una singular ciudad que atrae a miles de turistas todos los años. Nosotros aprovechamos las vacaciones de Pascua del 2014 para escaparnos un día cogiendo el primer y último AVE Valencia a Sevilla y viceversa.
A nuestra llegada a Sevilla nos dirigimos a su gran icono: la Torre de la Giralda. En su día fue la torre más alta del mundo. Junto a ella se encuentra a Catedral de Sevilla, de estilo gótico, se construyó sobre una antigua mezquita, es una de las catedrales más grandes del mundo (en concreto la tercera, la primera es el Vaticano y la segunda la Catedral de San Pablo de Londres). Suele haber mucha cola para entrar con lo que os recomiendo que vayáis a horas que no sean puntas (nosotros fuimos después de comer).
Aprovechamos el sol del mediodía para dar un paseo por el famoso barrio de Santa Cruz, antigua judería de la ciudad de Sevilla. Es el lugar ideal para ver los hermosos patios andaluces e ir de tapeo.
Si buscáis un buen sitio para comer, os recomiendo la Taberna “Coloniales”, aunque eso sí, id temprano porque se forman grandes colas para poder comer.
Con nuestros estómagos llenos, entramos en la Catedral y subimos a la Giralda donde puedes apreciar las mejores vistas de Sevilla. Si dispones de más tiempo también merece la pena visitar los Reales Alcázares o el Archivo de Indias, que junto a la Catedral fueron declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
Para seguir descubriendo Sevilla decidimos montarnos en una de los famosos coches de caballos. A los pies de la Giralda hay muchas opciones: por unos 45 euros puedes contratar un agradable paseo que te lleve hasta la Plaza de España. En el recorrido pudimos ver algunos de los monumentos destacados de Sevilla como es La Torre del Oro, el Pabellón Mudéjar o el Palacio de San Telmo.
Además el cochero nos iba haciendo de guía y contándonos un poco la historia de Sevilla. Atravesamos el Parque María Luisa hasta llegar a nuestro destino: la Plaza España.
La Plaza de España se construyó como Pabellón de España para la Exposición Iberoamericana de 1929, donde están representadas las provincias españolas con azulejos de cerámica. Para mi es sin duda una de las plazas más bonitas en las que he estado.
A media tarde ya era hora de regresar a casa. Nos despedimos de Sevilla y finalizamos nuestra corta pero memorable escapada.